Salud y Bienestar
Si eres mujer, hombre joven o adulto con algún achaque de salud seguramente habrás oído multitud de versiones diferentes sobre la Dieta sana. Grasas malas, leche sin lactosa, dietas hiperproteicas , calorías, cereales integrales, efecto rebote… qué lío, no? Pero en realidad llevar una correcta nutrición es algo innato, natural y lógico. A veces, cuanto más nos esforzamos por hacerlo bien, más complicamos nuestra dieta y dejamos de lado nuestro sentido común, por eso, vamos a repasar los principales errores que se comenten en las supuestas dietas saludables.
Error 1: adelgazar como única finalidad
Aunque se le llame dieta sana y equilibrada, en realidad muchas veces lo que se busca es una dieta para adelgazar. La confusión entre estar delgado o estar sano es uno de los principales problemas que surgen, porque en muchos casos, aún estando dentro de un peso totalmente normal y adaptado, se juega con unas y otras dietas con la única intención de adelgazar más allá de la salud, desequilibrando nuestro organismo y dando lugar a alteraciones metabólicas que aparecen por llevar una dieta que no se adapta a nosotros.
Una dieta equilibrada nos mantendrá en un peso saludable, que no tiene por qué coincidir con los cánones estéticos que están de moda en este momento, que dicho sea de paso, son prácticamente inalcanzables de forma saludable para la mayoría de cuerpos de nuestra sociedad.
Además, la obsesión por el ejercicio, por “quemar calorías” y por “quemar adrenalina” también está tomando fuerza en el ranking de problemas de salud entre los más jóvenes, y es que machacarse en el gimnasio a veces con muy poco criterio y bajo las consignas de ciertos expertos en fitness, se ha convertido en una causa importante de desequilibrios nutricionales, estrés adrenal, problemas hormonales y desequilibrio emocional que pasará factura a chicos y chicas cuando comiencen a pasar de los treinta. Quemar calorías no sirve de mucho, la adrenalina no se “quema” y un cuerpo nunca llegará a ser bonito sin una mente sana y versátil.
Error 2: comprar lo que no quieres comer
En el supermercado es donde cometemos el primer error, porque compramos cosas que realmente no queremos comer, lo que pasa es que están de oferta, tienen buena pinta o no engordan. Hacer la compra correctamente es muy importante así como no dejarse llevar por la publicidad engañosa. Nuestra primera finalidad debería ser comprar comida, no comprar envases, es decir: frutas, verduras, aceites virgen extra, especias, huevos de corral, miel, granos, semillas, frutos secos, carne y pescado de buena calidad.
Error 3: no cuidar las emociones
¿Por qué nos empeñamos en ignorar las emociones? Sentir está mal visto, en cambio está demostrado que ante cualquier problema de salud o cambio nutricional es importantísimo tener en cuenta nuestras emociones con todo lo que eso implica. Es muy difícil llevar una dieta sana si se está estresado o deprimido, al igual que es prácticamente imposible adelgazar si no se realiza el correspondiente apoyo emocional para conseguirlo. Hoy en día todos más o menos sabemos qué deberíamos comer y qué no, igual que sabemos que fumar es malo o beber en exceso también, así que si aún así no lo conseguimos está claro que hay un componente emocional que nos impide hacerlo bien y ahí es donde más trabajo necesitamos.
Error 4: ser inflexible
En consulta me encuentro con demasiadas personas que han perdido la adaptabilidad de su sistema digestivo además de varios problemas emocionales derivados de la rigidez en su nutrición que suele ser un síntoma de otros problemas más importantes. Es decir, en muchos casos se ha perdido la naturalidad. Contar las cucharadas de semillas de lino, los gramos de lentejas o las claras de huevo que consumes a la semana no es lo más natural ni lo más recomendable en circunstancias normales.
Una de las grandes ventajas que tiene nuestro organismo sobre el resto de animales es que nos adaptamos con una habilidad extraordinaria. Nuestro sistema digestivo, hormonal, renal, inmune, circulatorio y nervioso se adaptan con una eficacia casi mágica a muy diferentes circunstancias, pero si siempre comemos exactamente lo mismo, no sometemos a nuestro cuerpo a casi ningún cambio y huimos de los excesos o caprichos perderemos en mayor o menor medida esa capacidad de adaptabilidad. No hay nada más sano que comer con hambre, beber con sed y dormir con sueño. Nuestro cuerpo nos irá diciendo lo que necesitamos en cada momento, que ni mucho menos será siempre lo mismo, por qué no escuchar?.
Error 5: el miedo a las grasas
Realmente existe una fobia a las grasas provocada por no sé qué mitos o mala información, y esto es un problema bastante grave hoy en día. Nuestro cuerpo necesita grasa para fabricar hormonas y neurotransmisores, para que nuestro cerebro funcione bien, para nuestra salud de pelo y piel, para controlar el exceso de colesterol LDL, para transportar vitaminas y para sentirnos con una energía saludable.
Mucha gente no come frutos secos o aguacate porque engordan o yema de huevo porque “sube” el colesterol y en realidad se están provocando un desequilibrio graso, sobrepeso, carencia de vitaminas, problemas hormonales, agotamiento y otros tantos trastornos derivados de una carencia de ácidos grasos.
Error 6: creer que hay alimentos prohibidos
Está muy de moda criminalizar alimentos o incluso grupos de alimentos, pero no debemos perder el norte. Todo es relativo, cada persona es única con necesidades y circunstancias únicas y no debemos olvidar que “nada es veneno, todo es veneno. Sólo la dosis hace el veneno”.
Error 7: no beber agua
Si hay algo asequible y accesible en nuestra sociedad es el agua potable, en cambio, es muy común sufrir problemas por falta de agua, es decir, por deshidratación. Mucha gente busca remedios complicadísimos, suplementos muy caros y dietas detox de moda cuando lo que mejor les vendría es beber más agua.
Error 8: no personalizar
A veces damos por hecho que nuestro cuerpo funciona igual que el de la vecina que hizo la dieta de la manzana y perdió 15 kilos. Pues nada más lejos de la realidad. Tu cuerpo funciona de una manera única y precisa para tus circunstancias, genética, entorno, edad, condición física y emocional, metabolismo, lesiones, actividad física e intelectual, horas de sueño… en fin, tú eres un ser único e irrepetible y por lo tanto lo más saludable para ti no tiene porque coincidir con lo más saludable para tu vecina. Sin duda, existen puntos en común, pero más allá de eso es necesario estudiar cada caso con atención para determinar cual es el tipo de nutrición que te irá mejor atendiendo a tus necesidades particulares.
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Publicado: 15 / 11 /2024
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