Barrio de Flores
En un geriátrico del barrio porteño de Flores, sus abuelos se resisten a ser trasladados tras la clausura del lugar por fallas edilicias. Por si fuera poco, el propietario del recinto desapareció, no responde a los llamados y a ruegos de sus empleadas, quienes ante semejante abandono continúan al lado de los ancianos a pesar de que hace varios meses no cobran sus sueldos.
Los abuelos imploran que las autoridades se apiaden de ellos e intervengan en su ayuda, reconociendo con emotiva ternura que “en ningún otro lugar nos van a dar el cariño que nos brindan acá. No nos queremos ir”.
La faja de clausura colocada en la puerta de la residencia geriátrica “Renacer”, en las últimas horas del miércoles, puso en alerta a los dieciséis abuelos alojados, que decidieron no acatar la orden de traslado y permanecer en lo que ellos llaman su casa.
En este sentido, Franca, encargada del hogar de ancianos situado en la avenida San Pedrito al 500, del barrio de Flores, remarcó ante Crónica que “ellos piden, por favor, que no se los traslade. Cuando se enteraron, se pusieron a llorar”. Ratificando estas palabras, Luna, una abuela de 80 años, expresó que “estamos muy tristes, queremos quedarnos acá porque hacía mucho que no siento el amor familiar que me dan acá. Es gente generosa y muy buena”.
Pero, a su vez, enfatiza que “no sé por qué nos están haciendo esto” en referencia a las autoridades que ordenaron el desalojo y al propio titular del lugar, Ramón Sánchez, que desde hace meses se desligó del establecimiento.
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Publicado: 16 / 12 /2024
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